Desde las alturas del Chimborazo, esta imagen capta la magia de un amanecer andino. Los primeros rayos del sol tiñen el horizonte de tonos dorados y suaves, mientras la neblina se desliza entre las montañas como un río blanco en movimiento lento. Los campos escalonados revelan la geometría del paisaje trabajado por generaciones, y un pico distante se asoma entre las sombras, añadiendo profundidad y misterio. Es un instante de calma y luz nueva, donde la tierra y el cielo parecen respirar al unísono.
Fotografía artística y de autor para decorar con intención.
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